Todavía hoy en día el amor sigue significando algo que justifica la vida de las mujeres. El amor comprende tener un hombre, crear una familia, tener hijos. El ideal del amor eterno y la familia perfecta está muy deteriorado en este siglo XXI, pero su sombra sigue cerniéndose sobre la gran mayoría de las mujeres. No olvidemos que, aún hoy, con la llegada de la Inteligencia Artificial, las expediciones a Júpiter y, la posibilidad de levantar colonias en la Luna y Marte, sin embargo, aquí en la tierra, para millones de mujeres solamente el matrimonio abre esa puerta de salida del hogar familiar; solo con el matrimonio pueden tener relaciones sexuales sin estigma social. En Occidente, en Europa sobre todo, nos olvidamos con demasiada frecuencia de que hay millones de mujeres en Asia, Rusia, Indonesia, África… la India. Pero además hay otros millones de mujeres, no exactamente las mismas de los millones anteriores, que, aunque sean profesionales, tengan estudios, sean independientes, y se mantengan por síi mismas, y ejerzan su derecho al sexo y al placer por completo y libremente, siguen con la idea, marcada a fuego en el hipotálamo, de que sin un amor verdadero nada de todo esto tiene sentido. No sé si son los hijos, la idea de la familia, la costumbre social enraizada en la historia universal, pero lo cierto es que sobre las mujeres de todo el mundo pende esa espada social y sentimental de que el amor nos completa, y que es ese Gran Amor (que hoy cada vez es más difícil de conseguir), lo que únicamente nos puede hacer sentir totalmente realizadas. Los hombres no tienen, nunca han tenido, esa sensación ni esa necesidad.
Vivian Gornick apunta que el problema es el amor. Ella misma dijo hace poco en una entrevista que “eEstar sola es una actitud política”, frase que define su actitud social e ideológicay política. La idea de que las relaciones sentimentales son el centro y el eje de las vidas de las mujeres es algo superado, no solo en la novela romántica sino en la vida real. Se trata de una nociónEsta es una idea que Gornickella analiza y centra en la tradición literaria de las novelas de amor en su libro El fin de la novela de amor. Recientemente traducido al español por la editorial Sexto Piso (2022, publicado en Estados Unidos en 1997), es una lectura no sólo amena e interesante, sino que aborda desde una aparente periferia un problema central. Trata en este análisis de cómo las relaciones sentimentales se viven, y afectan a la vida de las mujeres y hasta qué punto las relaciones sentimentales definen y marcan la vida de las mujeres, y cóomo este tema sigue siendo central en cualquier concepto de feminismo, aunque a muchas tal vez les pueda parecer ampliamente superado. Pero Gornick no lo analiza desde un planteamiento teóricamente feminista, aunque obviamente su visión es totalmente feminista y liberadora (aúun hoy hasta las líideres feministas siguen siendo la señora de y madre de sus numerosos hijos, y el nombre e importancia de su marido supera el suyo ampliamente). Pero, más allá de esta obviedad, Gornick, destacada feminista y brillante crítica literaria y escritora (en marzo de 2021, recibió el Premio de Literatura Windham-Campbell en la categoría de autoficción), plantea la críticael análisis literariao como método de análisis de la realidad. Mantiene en sus textos y en su actitud que la lectura es una forma de autoconocimiento, y que si sabemos leer con la mirada adecuada podremos entender la vida y la realidad social en la que vivimos. La literatura es una creación de su época y en sus libros aparecen inevitablemente los problemas y situaciones reales que también existen fuera de sus páginas.
En EL final de la novela de amor realiza un depurado análisis de la desmaterialización de la idea del amor romántico, simbolizado por el matrimonio como culminación de las relaciones sentimentales, y de cóomo éste ha dejado de ser central en nuestra época, y en nuestras novelas románticas; todo ello,, a través del un análisis literario de algunos ejemplos y autores esenciales de los siglosden el siglo XIX y XX, y de las vidas de sus autores y de algunas otras personas destacadas.
Para Gornick el problema es el amor, cómo las relaciones sentimentales impiden a la mujer manejar su propia vida, convertirse en ellas mismas, cóomo el amor, a través de la literatura, deviene en una especie de rendición frente al hombre amado, dejar de ser. Y lo hace desde una perspectiva marxista, que no niega y que sin duda es una influencia de su vida y de su formación en una familia de intelectuales comunistas, con todo lo que eso puede significar para una mujer nacida en el Bronx, en Nueva York, en 1935. Afirma que hoy en día en la novela supuestamente romántica el amor no hace más complejo el tema: Es el catalizador equivocado. No hace más complejo el tema, sino que lo reduce, SostieneAfirma que ese pensamiento le sorprendió: ” nunca antes había contemplado la posibilidad de que el amor pudiera diluir la fuerza de una buena novela en lugar de concentrarla”. Si en la novela del XIX y de la primera mitad del XX era el amor romántico la única opción para la mujer de emancipación y supervivencia a través del matrimonio (eso o la muerte social y a veces real: el suicidio), hoy en día las cosas han cambiado. Aunque el gran problema sigue totalmente presente: la autoestima.
Todos los ejemplos que desfilan por el libro, tanto personajes reales como literarios, autoras o lectoras, comparten esa enfermedad que acaba por ahogarlas: una baja autoestima, característica de la mujer y asumida desde la cuna, en la familia y en la sociedad. Cuando en varios momentos enfrenta la actitud y sentimientos de los componentes de varias parejas, la respuesta de por quée ellas son claramente desgraciadas, incluso suicidas, mientras ellos canalizan sus frustraciones de melancolías en la vida fuera de la familia, en el desarrollo laboral y profesional, la respuesta es la misma siempre: el trabajo. Ellos tienen un trabajo, ellas no. Incluso, aunque los dos trabajean, es el hombre el que mantiene la casa. En uUna conversación informal en una cena de un grupo de amigos, el marido afirma como si lo que dice fuera lo más normal del mundo “Bueno, se da por sentado que quien mantiene desprecia al mantenido”;, ante la reacción de la esposa, obviamente sin ingresos, aunque escriba poesía, añade “¿Qué pasa? -preguntó sin levantar la voz- ¿No es algo que todo el mundo sabe?”., En 1995 esta situación ya no es un clímax literario, sino una situación desagradable, simplemente.
La necesidad de autoestima, de la autonomía económica, de la búsqueda de conseguir ser una persona, un ser con entidad propia, son hoy los elementos necesarios para conseguir la realización personal y la felicidad. El amor romántico no es ya una vía de realización, y las relaciones sentimentales aparecen como una trampa en la que la mujer deja su identidad y su autoestima; un enfrentamiento en el que seguramente los dos luchadores pierden parte de sí mismos. El planteamiento de Gornick no elimina la sexualidad ni el amor ni a la familia, pero los sitúa en un sitio complementario y no central, especialmente los desmonta como el único motivo de la felicidad y la realización femenina.
Escrito de forma elegante (gracias también a la traductora, Julia Osuna, que ha traducido varios de los libros de Gornick al español, y que es en parte la autora de lo que vamos leyendo), lleno de ejemplos literarios que podemos consultar, el libro, corto, ameno e inteligente, debería ser lectura obligada para las jóvenes de hoy a partir de los 15 años, aunque seguramente la cultura literaria de nuestros adolescentes sea tan escasa como su cultura sentimental. Para ayudar a corregirlo, el libro incorporatiene una bibliografía final de todaos las publicacionesos libros que comenta en sus traducciones al español, lo cual es muy de agradecer.
Solamente planteo una queja: el tiempo, nada menos que 25 años, transcurridos desde la escritura del texto y su publicación en español. Hoy en día, este problema sigue vivo, pero su análisis tendría más vigencia si se hiciera sobre películas y series que abundan en el tema, desde perspectivas mayoritariamente románticas. Aunque la conclusión sería la misma.
Vivian Gornick
Traducción: Julia Osuna Aguilar
153 páginas
Editorial Sexto Piso, 2023.
Ciudad de México. México.
Otros libros de la autora:
Editados por Sexto Piso en español: “Apegos feroces”, “La mujer singular y la ciudad”, “Mirarse de frente” y “Cuentas pendientes”, tiene escritos al menos otros diez libros sin publicar en España.