LIBRO DEL MES

LOVE IS STRONGER THAN DEATH (THE THE)

 

“Las road movie son ese subgénero que se origina prácticamente al mismo tiempo que la utilización masiva del automóvil”

Viajar en coche, por carreteras secundarias o por autovías, tiene mucho que ver con desplazarse en una burbuja aislada por el espacio cósmico. Aislados en un cubículo en el que poco se puede hacer aparte de mirar el paisaje exterior, desde una distancia que lo convierte en algo lejano y a una velocidad que remarca la sensación de aislamiento, pensar si viajas solo, o hablar si vas acompañado. Las road movie son ese subgénero que se origina prácticamente al mismo tiempo que la utilización masiva del automóvil. Una suerte de huida hacia ningún sitio que el cine ha explotado al máximo (un buen ejemplo son los films clásicos:Thelma y Louise, Ridley Scott, 1991, o Messidor, casi dos décadas antes,1977, de Alain Tanner ) tanto norteamericanos como suizos, es decir de cualquier lugar. Dos personas, amigas o desconocidas, se desplazan en un coche no importa desde dónde ni hacia dónde. Lo único que importa es lo que en ese pequeño espacio se habla, se cuenta, aislado del exterior, todo tipo de experiencias, de historias, reblandecidas por el tiempo y por un recuerdo que de alguna manera lima las artistas y hace que los muertos, los amigos perdidos por el camino, parezca que pueden asomar en algún momento. Los disgustos, los problemas, se borran a la velocidad del viento, para dejar paso a otras aventuras, descubrimientos, desengaños… y sobre todo en este caso, a fiestas. Mucha fiesta.

En ese coche viajan Guillermo Santamarina, también conocido como Tin Larin (Ciudad de México 1957) y Mauricio Marcin (Tapachula, Chiapas, 1980). No nos queda muy claro de donde salen, a dónde se dirigen ni en qué coche van. Marcin conduce, conduce el coche e intenta sin demasiado éxito, conducir la conversación. Guillermo recuerda y habla, cuenta una historia, en parte su biografía, en parte fragmentos más o menos gloriosos de varias décadas. En parte historia y en parte ficción. No puede ser de otra manera, toda narración para ser atractiva es inevitablemente ficción, y la memoria es una construcción no tanto del tiempo sino de nuestra capacidad de supervivencia.

¿Road movie o biografia? No se puede hablar de entrevista, porque lo que intenta Mauricio, unas veces lo consigue y otras no, no es nada concreto sino canalizar ese río salvaje de los recuerdos, de la vida de Guillermo Santamarina, los nombres, las personas, lo que pasó y lo que no pasó pero pudo haber pasado, lo que se vio y lo que se imaginó, de éxitos y fracasos, amigos y enemigos, compañeros de viaje y testigos de primera fila, que todo al final viene a ser lo mismo. Un torrente en el que, sorprendentemente en ningún momento el agua se sale de su cauce: no hay nada privado de la vida del narrador.Nada problemático…., tal vez subir el tono un poco habría resultado más real, más enternecedor, más carnal, más humano,  más verosímil, menos veloz. Tal vez asomen sus amigos, la familia, paisajes y lugares importantes, pero nada más. Reservado el derecho de privacidad. La edición tiene eso, que casi todo se puede “editar”. Lo más privado de todas estas páginas es la música. Esa fiebre que alimenta la imaginación y sostiene la llama de toda la actividad de Guillermo, desde sus primeros pasos en la escena pública siendo un chiquillo en la tienda de discos de unos amigos (mucho mayores  que él, como casi todos durante mucho tiempo) hasta sus últimas y más actuales apariciones por Facebook. La música, y en eso no podemos dejar de estar de acuerdo con Guillermo, la música lo es todo.

El libro se lee como una novela río, de esas en las que son cientos los personajes, y en las que la acción atraviesa décadas cuando no siglos. El paisaje solo es el de la carretera en breves momentos, el escenario real es la Ciudad de México, mejor dicho durante muchas páginas lo que fue el Distrito Federal. También Nueva York, Amsterdam, Berlin,Paris,… pero México, la Ciudad de México y sus instituciones y su gente, sean de aquí o de cualquier otro sitio, incluso se desenvuelvan aquí o en cualquier otra ciudad, esos son los personajes. La narración es el cambio de la idea del arte, de su realidad, los cambios con sucesivas generaciones, rupturas y creadores, gestores y artistas…. La banda sonora es la música que más le ha  gustado a Guillermo durante todo ese viaje, alegre, accidentado, glorioso, e innovador, y también hasta cierto punto triste, como es triste siempre todo recuerdo, que es su vida.

Guillermo Santamarina, Tin Larin, es un personaje difícil de catalogar, a no ser que sea sencillamente por su nombre. Curador, organizador director de museos, centros de Arte, de espacios, de oportunidades, escritor, artista, DJ, músico sin saber música, cantante sin saber cantar, cómplice, inventor, amigo y/o enemigo. En un momento clave él estaba allí, con la mente abierta y un grado de locura más alto que la media, una forma de ser alocada, tierna y a veces difícil, pero casi siempre nueva e innovadora, radical, sin prejuicios. El es el arquetipo del curador de una época, el curador del arte joven, el nuevo, el siempre emergente, de México. De una época que ya se queda atrás en el tiempo, porque el coche lo conduce Marcin, otro curador que intenta entender porque Guillermo no ha documentado sus obras, sus acciones, sus relaciones. Pero Guillermo a eso no le da ninguna importancia, era, todo fue, una experiencia. Y mucha mucha fiesta.

“Y no voy a dar nombres porque están todos, y es mejor que los lean en el libro, para saber exactamente quién es quién, quién fue quién y qué hizo cada cual”

 

Por las páginas del libro aparecen todos, incluso algunos más – tal vez algunos menos- de todo lo que ha sucedido artísticamente en México durante las últimas décadas. Artística y vitalmente. Con nombres y apellidos, aparecen fugaces como estrellas, algunos reaparecen, otros ya no. Y esto es algo a destacar en este libro, que funciona también como una enciclopedia de bolsillo – para llevarsela de viaje- ya que a modo de citas se explica quien es todos y cada uno de las personas, artistas, curadores, instituciones, etc, que se nombran en  sus mas de 350 páginas de un texto chiquito que solo se puede leer con muy buena luz, ya que el papel deja mucho que desear y el tamaño del texto, (mas gris que negro, sobre un papel mas gris que blanco) es demasiado pequeño para todos los que tenemos ya una edad como la de Guillermo. Tal vez solo ya viejas glorias, tal vez testigos, tal vez mucho más que todo eso. Y no voy a dar nombres porque están todos, y es mejor que los lean en el libro, para saber exactamente quién es quién, quién fue quién y qué hizo cada cual.

El libro, editado por Alias con la ayuda económica del PAC, es un imprescindible, posiblemente un raro. Tal vez la única manera de conseguir encerrar a Guillermo Santamaría y hacerle hablar, que cuente, aunque sea alocadamente, como un caballo desbocado y salvaje, pero también con la memoria detallista  del  archivero que solamente guardó ordenadamente sus experiencias y sus muchas, muchas fiestas. 

Rosa Olivares / Abril, 2024

“Mil hilos”

Guillermo Santamarina
356 páginas
Editorial ALIAS, 2023.
Ciudad de México. México.

Guillermo Santamarina

Nació en 1957 en la Ciudad de México, en donde estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Iberoamericana. Desde muy joven se interesó por el arte. Se ha desarrollado como artista, así como en otras áreas, variando desde investigación y curaduría, hasta diseño museográfico y enseñanza de las artes visuales. .