LIBRO DEL MES

Barricadas Go-Go y los sonidos desbocados

“Barricadas A Go-Go. Apuntes sobre la escena musical japonesa de 1968 a 1977” del escritor y activista chileno Julio Cortés es un texto que se publica por cuarta ocasión a manera de libro “más formal” porque anteriormente se había publicad como fanzine. Tal vez por su naturaleza autogestiva y subversiva pero que no por esto quiero decir que pierde la seriedad de un escrito bien documentado, consistente y serio sobre la música y movimientos sociales en un país como Japón que estuvo de alguna forma cerrado al mundo por dos siglos, debido al Sakoku, que literalmente significa  “país en cadenas” o “cierre del país”, que  fue una política de relaciones exteriores del shogunato Tokugawa de Japón, establecida en 1639 y con propósito aislacionista, por la cual se determinaba que ningún individuo, fuera extranjero o japonés, podía entrar al país ni salir de él, bajo pena de muerte.

Esto comienza a cambiar en 1868 que marcó el final del shogunato Tokugawa, que había gobernado Japón durante más de 250 años, y la restauración del poder imperial. Así empezó la era Meiji, durante la cual un país aislado y feudal entró de lleno en el mundo moderno en el curso de unas pocas décadas.

Kaoru  Abe, saxofonista alto de vanguardia japonés

Fusako Shigenobu, líder y fundadora de la organización guerrillera Ejército Rojo Japonés.

La sociedad nipona experimentó en pocos años cambios radicales, posiblemente la transformación más rápida y profunda de su historia. La rápida industrialización y el desarrollo del comercio estimularon la migración a las ciudades en un país que hasta entonces había sido mayoritariamente rural. La escolarización gratuita y el fin de las viejas estructuras sociales dieron nuevas oportunidades a las capas más humildes de la sociedad. Finalmente, las influencias extranjeras cambiaron la arquitectura, la moda y las costumbres. El propio nombre de esta época es muy esclarecedor: los caracteres con los que se escribe Meiji significan “reinado iluminado”. Poco a poco se va construyendo un nuevo Japón moderno, pero sin perder cierta parte conservadora.

Con la apertura al mundo comienzan la influencia de occidente. Pero para esto hay una frase japonesa que representa muy bien lo que plantea este libro: Wakon-yosai que habla de compartir la sabiduría y tecnología de Occidente, pero sin olvidar el espíritu japonés. Y esto es lo que hace Japón con la música, la deja entrar, pero nunca pierde el sello de originalidad. También con esta etapa de apertura comienza una etapa capitalista, Un capitalismo también muy único, pero también con rasgos de una industrialización acelerada.

También con esta apertura comienza a haber una fascinación de Occidente por lo oriental. A finales del siglo XIX y principios del XX artistas europeos y estadounidenses descubren una forma de ver el arte y hasta la arquitectura que no se habían planteado. Para poner dos ejemplos que plantea este libro menciona que Vincent van Gogh quedó perplejo con los grabados y estampas eróticas japones y que podemos ver la influencia en algunas de sus pinturas o como Frank Lloyd Wright descubre las construcciones vernáculas japonesas y cambia totalmente su forma de ver la arquitectura y cómo esto influyó en la arquitectura de Estados Unidos. A su vez la filosofía japonesa tiene fuertes influencias en el psicoanálisis del budismo zen sobre todo en Erich Fromm y yo agregaría la influencia del pensamiento oriental en la filosofía, como son los casos de Heidegger y Schopenhauer por mencionar dos casos.

Ahora haremos un salto al año de 1968, un año que se caracterizó en prácticamente todo el mundo como un despertar en varios aspectos, pero también convulso a nivel político. Uno de los fenómenos a destacar de este año obviamente fueron las revueltas estudiantiles. Compuestas por jóvenes inconformes con las decisiones de sus gobiernos respectivamente, ya fueran guerras, injusticias, represiones… Y Japón no fue la excepción que hubo un movimiento muy organizado llamado Zengakuren que constituyen hasta el día de hoy un ejemplo de lo que pueden hacer los estudiantes en lucha. Sus intentos de unificación con el movimiento obrero, sus combates con la policía y sus series de planteamientos tácticos que permitieron hacer retroceder al gobierno japonés son parte de un largo hilo de historia de la lucha de clases que los jóvenes debemos tomar en nuestras manos hoy en día para pensar y organizar un horizonte sin opresión y explotación. Un dato más o menos curioso que describe el libro es como se popularizó la estética de los Zengakuren cuando John Lennon y Yoko Onno en un concierto en Nueva York hacen su performance usando el clásico casco de esta organización nipona.

“La consigna central del movimiento era: “antiimperialismo, antiestalinismo”. Lo cual no es poco: revela una compresión que recién el 68 empezó a abrirse paso con toda claridad: la equivalencia fundamental entre los supuestos dos sistemas rivales de la “Guerra Fría”. Mientras la tendencia dominante había sido que en cada uno de los bloques los disidentes tendieran a admirar al bloque contrario, la juventud radical se había dado cuenta de que había que oponerse a ambos al mismo tiempo…”

Les Rallizes Dénudés, banda japonesa underground de rock psicodélico formada en 1967 en la Universidad Doshisha de Kioto.

También habría una forma más “radical” de estas organizaciones en Japón que se encarnó en grupos como el Ejército Rojo Japonés que estaba más enfocado en hacer actos más cercanos al terrorismo. Que por ejemplo tuvieron varias acciones junto al Frente Popular para la Liberación de Palestina. Uno de los muchos aciertos de este libro es la gran lista que nos dan de grupos subversivos en todo el mundo en esta época y cómo lo va relacionando con las expresiones artísticas y en específico en la música.

A principios del siglo XX fuimos testigos del nacimiento de las vanguardias artísticas. Estas corrientes como el dadismo, surrealismo, letrismo, futurismo, expresionismo… tuvieron eco en Japón y en el libro ponen de ejemplo a Tomoyoshi Murayama. Él acuñó el método “constructivismo consciente”, que era conocido como MAVO. El “Mavoismo” se trata de eliminar las fronteras entre el arte y la vida cotidiana, y se rebeló contra la convención mediante la combinación de los productos industriales con la pintura o grabado en un collage. Las protestas contra la injusticia social fueron retratadas por el uso de obras de teatro erótico, que también se burlaba de la moral pública. Los adeptos a este movimiento del MAVO, tenían una revista con el mismo nombre que justo planteaban esta relación indivisible entre arte y política. Una anécdota que cuenta el autor es que el número 3 de la publicación contenía un petardo de verdad y decía en la portada “¡Bum! ¡Estalla una bomba! ¡Mavo clama por la revolución!” lo cual provocó que el gobierno sacara todos los números de los lugares donde se vendía. Mavo fue un movimiento artístico, revolucionario, radical y comprometido. También hay muchos encuentros con la Internacional Situacionista de Guy Debord que entre otras cosas proclamaban por no separar el arte de la vida cotidiana. Y comienza a gestarse la idea de que el arte no sólo está en galerías y museos.

“Durante casi medio siglo el arte ha venido repitiéndose y cada repetición ha sido más floja que la anterior” decían los de la Internacional Situacionista.

En medio de estos despertares en el arte la música no se queda atrás y comienza a retar los estándares y cánones de la época. Aunque había una hegemonía de la música estadounidense con un rock más psicodélico, en Japón como es su naturaleza lo dejan entrar, pero lo hacen a su manera.

El autor de Barricadas A Go-Go nos pone dos ejemplos en dos estilos de música de cómo es que se desarrollo en Japón con una influencia occidental. Estos casos son el Rock (más específico en el progresivo y noise rock) y en el Jazz (el free jazz y la improvisación). Ya que estos ritmos formaban parte de una contracultura que comenzó en 1968 y se desarrolló hasta finales de los 70 justo cuando comienza el punk. Los jóvenes japoneses empiezan a proponer una mirada crítica no sólo en la política sino en el arte también. A diferencia de lo que pasó con el punk que de alguna forma fue absorbido por la mercantilización y la moda más banal y “posona” el noise rock y el free jazz se mantuvieron puros.

Ya lo dijo Albert Ayler en una entrevista “Debemos mantenernos puros como nuestra música”

Este libro es engañoso ya que es corto de extensión pero muy rico en contenido, deja abiertas muchas ventanas y hace un repaso por las influencias de occidente en Japón y viceversa, de como John Coltrane ( sobre todo en sus últimos discos) influenciaron en su forma de hacer música pero más que Coltrane,  Albert Ayler y su saxofón desbocado, violento, improvisado y fulminante fue una influencia sobre todo en dos ejemplos que da el autor que son Kaoru Abe,  saxofonista alto de vanguardia japonés. Autodidacta a una edad temprana, Abe actuó con notables como Motoharu Yoshizawa, Takehisa Kosugi, Yosuke Yamashita, Derek Bailey y Milford Graves, aunque generalmente actuó en solitario y que murió muy joven por una sobredosis de sedantes. Y por otro lado Masayuki “Jojo” Takayanagi que fue un músico japonés de jazz, improvisación libre y ruido. Estuvo activo en la escena del jazz japonés desde finales de la década de 1950. En la década de 1960 formó New Direction, que grabó varios álbumes a lo largo de la década de 1970. Estos dos músicos se encontraron en muchos momentos y crearon una escena sólida japonesa de free jazz, ruido e improvisación. Sin dejar de lado a  Keiji Haino con su proyecto Fushitsusha que empezaba en la escena más ruidosa y drone.

Por el lado del Rock ya estaba sonando Balck Sabath pero el autor se inclina más por la influencia de Blue Cheer que hacían un proto metal, mucho más grave y obscuro. O la influencia del grupo alemán Guru Guru con un Krautrock agresivo y progresivo.

Fusako Shigenobu, líder y fundadora de la organización guerrillera Ejército Rojo Japonés.

Albert Ayler, músico estadounidense de jazz de vanguardia, saxofonista tenor, cantante y compositor

Para ejemplificar la influencia del mundo en Japón menciona a Flower Travellin band, que era una banda que si bien sonaba a la psicodelia estadounidense e inglesa o al progresivo se mantenía con rasgos de la cultura oriental sobre todo en su disco Satori. Por otro lado, menciona a la banda Les Rallizes dénudés, de las primeras bandas de noise rock en el mundo y podría agregar que hasta Shoegaze por estas capas y capas de sonido y distorsión creando unos muros impenetrables pero etéreos al a vez. Esta banda se hizo infame y popular porque el bajista fue miembro del Ejército Rojo Japonés y fue detenido por el secuestro de un avión comercial en 1977. Una muestra de los cruces que existen entre la lucha social (unas más radicales que otras) y el arte, en este caso la música.

Podría seguir mencionando más movimientos, grupos, corrientes porque justo como escribí hace unas líneas es un libro pequeño, pero con mucha sustancia en cuanto a movimientos sociales, música, grupos subversivos y de lucha, influencia de oriente en occidente y viceversa. Un libro que deja muchas puertas abiertas y que daría para varias discusiones no sólo para los interesados en Arte y política sino para todo lector ávido de escuchar más allá de lo común y de las convenciones culturales.     

A modo de epílogo dejo estás reglas de Masayuki “Jojo” Takayanagi para hacer música:

  • Toca muy fuerte
  • No repitas frases
  • No escuches lo que los demás están tocando

César Oliveros / Junio, 2024

"Barricadas A Go-Go. Apuntes sobre la escena musical japonesa de 1968 a 1977"

Julio Cortés
Traducción: Isana Kobayashi
95 páginas
Editorial 2&3 DORM.
Chile, México y España

Julio Cortés

Otros libros del autor:
-La violencia, venga de donde venga. Escritos e intervenciones de antes y durante la revolución de octubre
-¿Patria o caos? El archipélago del posfascismo y la nueva derecha en Chile